jueves, 21 de abril de 2011

El hombre que podía recordar sus vidas pasadas, Apichatpong Weerasethakul

Este jueves se estrenó en Buenos Aires el último film de Apìchatpong Weerasethakul: El hombre que podía recordar sus vidas pasadas (Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives). Al igual que en la segunda parte de Tropical Malady el escenario es una jungla  con sus sonidos (el trabajo de post producción es notable) y recovecos (cuevas, caídas de agua). Pero mientras que en la primera la referencia a la dominación y la opresión era apenas sugerida, aquí  los personajes de esta historia particular se refieren al mundo y la política. El resto, por supuesto, es un universo con sus propias reglas (habitado por monos fantasmas, princesas que quieren recuperar la belleza, y peces amantes), primario, en buen sentido, y donde lo absurdo e, incluso lo que en Occidente llamamos bizarro, puede ser el escenario para discutir los misterios de la existencia, y los pasadizos de la memoria. Abajo, el fragmento de una entrevista entre quien firma el blog, y el cineasta tailandés que, en alguna medida, da cuenta de su cosmovisión.

Lorena Cancela: En sus películas siempre irrumpe lo absurdo en lo cotidiano, pero no como algo extraño sino como algo que es una parte muy importante de la vida. ¿Usted cree en diferentes niveles de conciencia, de la mente, o del mundo?

Apichatpong Weerasethakul: Digamos que creo en espíritus. Antes hablé de viajes paralelos. A veces tu espíritu está circulando por algún lugar, o está sensible para sentir algo que tu sentido común no puede captar. El medio del film es un simulador, quizás no en el sentido de que transporta tu espíritu fuera de tu cuerpo, pero es una herramienta para evocar el sentido mágico.

L.C: En Tropical Malady trabaja con esa idea, pero de una forma más profunda.... Se está hablando de transformaciones...

A.W: Sí, se está hablando de transformarse física y espiritualmente. Para dar cuenta de lo primero incorporé un mito: la historia de un hombre que se transforma en tigre. Eso afecta a su amante que luego trata de encontrar los recuerdos perdidos, del hombre que se ha ido. Y luego él quiere ser capaz de entrar espiritualmente en ese otro mundo. Por eso la segunda parte de la película es un viaje, un viaje espiritual.

L. C: ¿Cuál es para Ud. la relación entre el hombre y la naturaleza? ¿Hay un placer oculto en esta relación?

A.W: La naturaleza está cada vez más lejos de nosotros, perdimos el contacto  con ella. Por ejemplo, en nuestras raíces vivíamos en cuevas. Creo que si miramos hacia atrás nos daremos cuenta de que éramos más libres: estábamos desnudos y teníamos menos restricciones sociales. Por otro lado, todo es sobre placer. La naturaleza, para mí especialmente la jungla, tiene una atracción primaria. Transforma a los hombres en bestias, en ojos salvajes que absorben la mirada, en el olor de sus ancestros hasta un punto que no estás tan seguro de cómo te sentís: feliz o triste

1 comentario:

  1. La entrevista completa se puede leer en el libro "Los Adulterios de la escucha, entrevistas con el 'otro' cine" (La Crujía Ediciones)

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