jueves, 19 de mayo de 2011

Nota Caras y Caretas, abril 2011

En su número de abril, la revista Caras y Caretas (con sorprendentes dibujos e imágenes en 3 dimensiones) le dedicó casi todas su páginas a un tema muy interesante: la ciencia. En el biógrafo quien firma reflexionó a propósito de algunos de los cambios que traen al cine las  nuevas tecnologías. Aquí, un fragmento de la nota.

La escena de la película Cinema Paradiso (1988, Tornatore) en la que el protagonista mira los besos censurados de las películas es una imagen histórica. Si cuando la película se estrenó fue un homenaje simultáneo a las salas de cine de barrio, a la memoria, y a los proyectoristas (Philippe Noiret en la piel de Alfredo) hoy lo es aún más: algunos dudan de la continuidad del celuloide en el futuro por la aparición, hace algunos años ya, de la tecnología digital.
¿Qué diferencia hay entre una imagen analógica y una digital? Mientras que la primera se imprime en una película por la apertura de un diafragma y la cantidad de luz que ingresa por él, la segunda se decodifica y recrea, por la sumatoria de unos y ceros. Así, si la primera es un ícono de la realidad (una imagen de algo preexistente en ella) la segunda, aunque surja de la realidad, es lisa y llanamente información.
En los últimos años, la discusión sobre este último tipo de imágenes ha atravesado al cine y la sociedad. Por un lado, están los que sostienen que no hay como filmar en 35 mm. porque, según este grupo, hacer cine es sentarse en la sala de montaje a editar el material que se puede tocar y porque la imagen tiene mejor calidad en celuloide. Por otro lado, los defensores, sostienen que filmar en digital permite modificar la imagen en la computadora. De esta forma colores, iluminación, incluso la entrada o salida (borramiento o aparición de un personaje que no estaba en el momento del rodaje) pueden transformarse por el uso, o abuso, del mouse. El famoso director norteamericano David Lynch ha dicho, luego de filmar Inland Empire (2006), que nunca más volvería a utilizar el celuloide. El director tailandés Apichatpong Weerasethakul (Palma de Oro del pasado Cannes) defendió, en Buenos Aires el pasado noviembre, a la nueva tecnología por las posibilidades que le brinda de experimentar.
La tecnología digital trajo de su mano nuevas cámaras. Éstas son mucho más económicas, livianas y pequeñas que las cámaras en 35 mm., e incluso que las de video, y, por ende, fáciles de trasladar y esconder. Son además más sensibles a la oscuridad, lo que hace que aún en espacios prácticamente a oscuras como una sala de cine, igualmente puedan decodificar imágenes. Si usted notó, en una película que adquirió de una manta en la calle que alguien tosía (y no era usted, ni su acompañante, ni ningún personaje de la pantalla), era porque el espectador de al lado de aquel que estaba “pirateando” la película estaba engripado.

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