martes, 11 de octubre de 2011

Pina, de Win Wenders


Se estrenó en Buenos Aires Pina en 3D de Win Wenders, en honor a la coreógrafa alemana Pina Bausch, recientemente fallecida. Recordemos que hace un tiempo no se estrenaba una película del versátil director alemán - si mal no recuerdo La búsqueda fue la última- y, sin dudas, que la cartelera comercial ofrezca un film de su autoría y con estas características es un hecho que hay que celebrar. El público, en su primer fin de semana de exhibición - este fue largo - respondió. Según datos de los distribuidores sumó casi 10 000 espectadores y se proyectó en 12 salas.

¿De qué trata Pina? Bueno, no es exactamente un documental tradicional que indaga en la biografía de la coreógrafa. De hecho, es poca la información que se brinda a propósito de su vida, incluso de su manera de crear, y su figura aparece en campo apenas unas pocas veces. Pina es más bien un homenaje, una disertación sobre lo que no está, pero al mismo tiempo permanece. Y tiene un aire más a creación colectiva que a película de autor.

Pues está mayoritariamente compuesta por coreografías que los bailarines de la Compañía de Pina Bausch realizan en honor a su partida. Por supuesto hay una, o varias instancias que se encargaron de mostrar, iluminar y editar esas coreografías, pero los autores de esos movimientos son los bailarines. Por otro lado, si la "autoría" de Wenders se caracterizó por indagar en culturas "ajenas" a la suya - y construir en muchos casos una mirada tangencial y ambigüa sobre éstas (sobre Estados Unidos o como cuando filmó Buena Vista Social Club sobre los trovadores cubanos) -, aquí indaga en la obra de una coreógrafa alemana, en Alemania.

Sin embargo, la conclusión a la que llega la mirada de Wenders sobre este punto es que el lenguaje de Pina es universal. O, en todo caso, la interpretación que hace Wenders de su obra es esa. Es que los bailarines de la Comnpañía de Pina Bausch son de distintas nacionalidades. Nos damos cuenta de esto porque hablan distintos idiomas. Pero Wenders elige descompaginar la boca que habla del rostro. Como si la lengua de cada uno de los bailarines fuera apenas un eco, una resonancia de un pasado, un tiempo anterior a trabajar con Pina quien los inició y los llevó a crear su propio lenguaje, les enseñó, como algunos sugieren, a hablar con el cuerpo.

Esa forma de expresarse se iba construyendo a través de los movimientos que ella creaba, pero también a través de gestos, poses o movimientos que los bailarines proponían. Había algo como brechtiano en su manera de tomar un gesto, o un movimiento, y dotarlo de sentido: un sentimiento (de placidez, o angustia) o una idea. La utilización de los elementos como aire, agua, tierra fue otra de las características de su obra. Estos son algunas de las pocas cosas que descubre el documental.


Los conocedores de danza, o aquellos que hayan presenciado un espectáculo de Pina, notaron que sus coreógrafías se caracterizaron también por ahondar en los vínculos entre teatro y danza. En este sentido, extendió la vida de los bailarines. Es que para Pina la danza no era solo técnica, o virtuosismo (al que mal y/o bien nos acostumbró la danza cásica) era una suerte de lenguaje.

En este punto es donde la elección del 3D y la obra de Pina se relacionan. La industria del entretenimiento nos ha acostumbrado a que el 3D solo se asocie a un espectáculo similar al que puede brindar un parque de diversiones (parafernalia de efectos especiales), pero Wenders usa el 3D y lo dota de sentido. No es el uso de la técnica por la técnica, es la técnica en función del hecho artístico. Seguramente Pina pasará a la Historia como una de las primeras grandes obras del cine en 3 D de la era digital.

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