Siempre
viene bien recordar que toda lista cinéfila es un recorte parcial, arbitrario,
en algunos casos una demostración de cuán cerca, o lejos, estuvo el crítico de
ver todo “lo bueno” que se exhibió en el mundo en distintas circunstancia:
festivales, retrospectivas, eventos caseros (por todo lo que venimos hablando
en este blog de los nuevos cánones y las formas de construirlos últimamente
estos aparecen con frecuencia). Las listas son también a veces la manera que tiene el
crítico de demostrar su ego, su “poder” de etiquetar, de legitimar, o no,
ciertas obras por sobre otras, de hacer gala de su narcisismo con frases del
tipo “una obra maestra poco difundida, o maldita” cuyo curriculum oculto es “yo
la pude ver y vos b… no”.
Pero
hacer una lista tiene también algo interesante que está ligado con la memoria,
con la posibilidad de hacer memoria, con la necesidad de recordar qué fue
aquello que nos movilizó desde la pantalla (a esta altura da pudor decir
grande). En esta posibilidad de hacer memoria se escribe un recorrido, una
pequeñísima historia de la mirada, y al mismo tiempo una suerte de exposición
del ser así que, como otros años, aquí esbozo algunas elegidas mías y sus por
qués separándolas por circunstancias de exhibición. Elegí solo diez porque
quería decir algo sobre cada una.
Películas
estrenadas en el 2014 la Argentina en salas comerciales sin orden de
importancia, en orden de relación:
1) El lobo de
Wall Street de Martin Scorsese: Un
gran estreno. Las razones: maestría al contar una historia y graduar la
información entre narrador y personajes, escenas donde la música, los sonidos,
la imagen y el movimiento son más que un video-clip, contenido y actuaciones
fuera de norma. En síntesis, todos los ingredientes del cine del
italo-norteamericano en su mejor expresión. Por otro lado, el personaje que se
pasa gran parte de su vida fuera de la ley, comprometiendo indirectamente a
mucha gente, y termina redimiéndose es a tal punto scorsesiano que uno no
termina de comprender si Jordan Belfort existió en la vida real porque antes
existió el cine de Marty, o al revés. La ligazón entre hacer plata y una
pulsión primitiva, como fuera de lo simbólico, Scorsese la escenifica a través
de un canto gutural. Por otro lado, el cineasta vuelve a hacer uso de su visión
cínica sobre el sistema (tal como la había esbozado en Taxi Driver) a partir del antagonista: el agente irlandés del FBI
que persigue a Belfort. Leonardo di Caprio realmente debería haberse llevado
unos cuantos Oscar por su trabajo en el cual también fue productor.
2) Welcome to
New York de Abel Ferrara: Esta bien
podría ser la sucursal chiquita de la anterior. Gérard Depardieu compone a un
Strauss Kahn en el epílogo de su depravación y lo hace magistralmente, de
manera bestial. Leí hace poco por ahí que el tipo, Gérard, es realmente una
bestia, que se jactó de matar unos leones y comérselos. En síntesis, la
distancia entre actor y personaje aquí se achica, como lo quería Strasberg, y
nos muestra un hombre que se supone está en la cima de la civilización y sin
embargo solo responde a sus instintos más primarios. Los sonidos guturales que
salen de su boca realmente son la expresión de un no-lenguaje, de un estadio
pre-simbólico fuera de todo. Podría haber sido un film desdeñable porque está
contado desde el lado del victimario y sin embargo Ferrara no toma partido por
este, compone una visión de unas supuestas últimas 24 horas antes de la
detención de Kahn en Estados Unidos. Welcome
to New York que remite desde su título a algo alegre (un musical por qué no) termina siendo la puerta de acceso
a un infierno: el interior, del personaje, y el exterior, del sistema. La
habilidad de Ferrara para ir por los géneros (el policial, el carcelario, el de
terror) es algo sabido y aquí vuelve a mostrar esa destreza. No es mi película
preferida de Ferrara pero ciertamente fue una película interesante de ver.
3) Adiós al
lenguaje de Jean Luc Godard: Godard vuelve
sobre el 3 D (algo que ya había probado en un trabajo colectivo) pero
utilizando distintos tipos de soportes lo cual hace de esta una película estéticamente
extrema de ver, sobre todo, en su primera parte. Es que claro, el uso que hace
Jean Luc de las tres dimensiones es violento (quizás tanto como cuando cortaba
el flujo narrativo con carteles que atravesaban la pantalla de un lado al otro del
campo años atrás) y por tanto los objetos en un primer plano cercano obturan y
dificultan la visión. Si alguien tenía alguna sospecha de que el 3 D atentaba contra
la profundidad de campo acá tiene la oportunidad de revalidar su tesis. Sillas
que dificultan la visión en medio de citas de distintos pensadores (Godard en
estado puro), sonidos surround de
materia fecal cayendo en un inodoro (querían sonido envolvente ahí lo tienen
pareciera decir) y una trama débil entre unos amantes en conflicto son el
prólogo para una película que es en realidad una carta de amor a una mascota:
Roxy. Detrás, muchas ideas (algunas brillantes otras no tanto): el cine como
decorado, la igualdad humana como una cuestión fisiológica y dada de antemano,
la ligazón del cine con la pintura y el pensamiento antes que con la literatura
y el teatro. En fin, increíble que un film así se estrene y sin embargo, ahí
está. (hay que agradecerle al distribuidor)
4) Force Majeure de Ruben Ostlund: Esta es ciertamente una película
muy bien hecha. Es una mezcla entre cuento de hadas y dramón familiar
maravillosamente filmado en un entorno alucinógeno como es la nieve. Una
familia “tipo” (esposo, esposa, nena y nene) está pasando sus vacaciones en
algún lugar de los Alpes europeos hasta que un hecho fortuito les cambia la
perspectiva de la vacación y de las cosas, los roles se alteran y nadie volverá
igual después del “descanso”. Es interesante como la película muestra la trampa
del mandato de pasarla bien a toda costa en una vacación en familia, la contradicción
entre un exterior perfecto y la interioridad de los personajes. Frente a la
ausencia real y concreta de una catástrofe natural grave (aquí esta solo es
insinuada como posibilidad en el comienzo) se desata una avalancha de emociones
y sentimientos humanos tan intensos como los que puede expresar la naturaleza.
5) La grande
bellezza de Paolo Sorrentino. El
tiempo que se toma Sorrentino para describir la decadencia en el medio de una
fiesta es maravilloso. Lo que se supone debería ser una expresión de auténtica
alegría termina siendo el circo romano en su peor manifestación. Cuerpos,
sudor, vestidos, texturas (inhalables, táctiles) todas se dan cita para
presentar a Jep Gambardella: un escritor cínico que mira y juzga a su entorno
desde el lugar del desencanto. En medio de todo eso la ciudad de Roma con sus
monumentos milenarios, sus estatuas, su Historia como contemplando a los
personajes que la circundan, como mirándolos con piedad. Jep está en el linaje de Guido de 8 y medio de Fellini pero Toni Servillo
se las ingenia para hacer de Jep un personaje con sus propias características y
trascender igual que Mastroianni.
6) El Gran Hotel
Budapest de Wes Anderson: Oda a Wes y
sus personajes caricaturescos, sensibles, estetas, elegantes que no pierden sus
simpáticas manías aún en momentos dramáticos y oscuros. ¡Cuánto más llevadero
sería el mundo si hubieran muchos personajes como los de Wes en la vida real!
Desde ya, la película sobre la ciudad de Budapest no dice nada (eso es un poco
fiel al espíritu hollywoodense, hay que decirlo), ni tampoco precisa demasiado
sobre el momento histórico aunque podemos deducirlo. No es una película
histórica, ni sobre personajes históricos y es cierto que es muy estilizada y
sin embargo… me encantó El Gran Hotel
Budapest.
7) This is not a
film de Jafar Panahi… Excelente
alegato, película, ensayo de Panahí sobre estar encerrado con arresto
domiciliario e imposibilitado de filmar. Un documental en primera persona que
ya se había exhibido en Bafici y Mar del Plata, que muestra el día a día de un
hombre entre un juicio, una condena, una familia y una singular mascota. Si
quedaban de lo que representan para el mundo algunos cineastas iraníes como
Panahí (asistente de varias películas de Mr. Abbas Kiarostami como Bajo los Olivos) basta con ver esta
película fuera de norma, imposible de entender.
Películas vistas en el Bafici 2014:
8) 20 000 días en la tierra de Iain Forsyth.
Es una película sobre un músico pero trasciende su nombre y termina
transformándose en una película sobre la creación. Nick Cave, el mítico maldito
cantautor australiano que era casi un desconocido en el auge y la popularidad
global de Michael Hutchence e INXS (en la época de las bandas), cuenta su vida,
sus fuentes de inspiración y desnuda su día a día metido en un estudio
componiendo. Quizás, por momentos, se torna un poco grupi el film pero la obra
de Nick se lo merecía. Por suerte este no es el típico film que tiene la “buena
intención” de conocer al hombre detrás del músico, es simplemente una muestra
de cómo ese hombre se lleva con su día a día como creador de las letras más
hermosas que ha dada la música en los últimos años.
9) Fifi howls
from Happiness de Mitra
Farahani, un documental sorprendente desde todo punto de vista: por la persona
que descubre, por lo que pasa con esa persona en el transcurso de la filmación,
porque al descubrir a esa persona descubre no solo una parte de la pintura del
Siglo XX sino de su Historia. Mitra encuentra al artista plástico iraní Bahman
Mohassess en el ocaso de su vida en una pieza en Roma. La referencia solapada a
Lightning over the water de Win
Wenders es ineludible al igual que a la obra literaria La obra maestra desconocida de Balzac.
Una película vista en la pantalla chica.
10) Conspiración
de Silencio (1955) de John Sturges.
Tenía que preparar una clase sobre western crepuscular y pensé en Más corazón que odio (1956, The Searchers) de John Ford. Si bien
esta tiene la cualidad de mostrar al indio con voz y voto (a diferencia de lo
que pasa en La Diligencia donde son simplemente
una especie de manada sin nombre), no cambia en su tesitura de que en el fondo
los indios son unos “salvajes”. Ethan es casi capaz de sacrificar a su sobrina
cuando esta le confiesa su ligazón con los indios que la raptaron pero como –
de acuerdo a la traducción local tiene - “más corazón que odio” no lo hace. Conspiración del Silencio me resultó
igual de interesante porque dice lo mismo sin necesidad de ir a la fórmula
blanco contra el indio aún cuando el paisaje, el entorno, sea el mismo. En este
caso, el odio hacia lo distinto se aglutina en un japonés. De todas maneras, si
en eso son parecidas en el detrás son películas bien distintas. Ford termina
haciendo una película existencial, de un hombre que no logra afincarse nunca en
ningún lugar (y no me refiero solo al espacio físico) y no tanto un film sobre
la colonización del desierto. Ethan es un buscador, un errante y Monument Valley es el espacio que tiene
para dar rienda suelta a su eterna búsqueda. Por el contrario, Sturges hace un film
más político, que da cuenta de la mentira, de la corrupción que anida como base
en la conformación y el nacimiento del Sur de de los Estados Unidos. Los dos
grandes filmes enfocados en cosas distintas.
@Copyleft Lorena Cancela
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