viernes, 19 de junio de 2015

INTENSA MENTE de Disney-Pixar

Intensa Mente, la última entrega de Disney-Pixar  es una apuesta inteligente, brillante, creativa y los elogios podrían seguir. Pero ¿qué es lo que hace que este film, que cuenta en sus créditos a John Lasseter (director y productor de varios trabajos de Pixar como Toy Story) y a Peter Docter (Toy Story, UP) una auténtica gema en la historia del cine comercial? Varios aspectos…


Uno, el diálogo entre arte y ciencia, específicamente entre arte y neurociencia. Si bien en los últimos años muchas películas han tomado la mente como escenario para desarrollar las tramas (Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos o Memento) pocas habían sido tan específicas al momento de mostrar que el cerebro humano y todo lo que atañe a nuestra memoria está compartimentado. Tampoco ninguna película había sido tan elocuente al momento de señalar que en el cerebro pasa constantemente de todo y que, incluso, los vaivenes emocionales también tienen lugar allí.

Sí, en el film, hay algo de ilustración de algunos conceptos como pensamientos centrales, memoria a largo o corto plazo que seguramente en el futuro (como en su momento lo fueron el inconciente y/o conciente) serán de uso corriente, cotidiano y que también, quizás, sirvan a los científicos para ilustrar algunos aspectos de sus clases, pero la película de Pixar no se queda allí. Intensa Mente no es manual sino que se las arregla para a partir de allí contar una historia que transcurre casi enteramente en la mente de su protagonista: Riley.

En este sentido, hay muchas tramas simultáneas en la película. Una es la interacción de Riley y el mundo exterior: la relación con sus padres y la mudanza que la lleva de una ciudad a otra, por un lado, otra es la historia de las emociones que la habitan (Furia, Alegría, Desagrado, Temor y Tristeza) y por último está la historia, el viaje alucinante, de Alegría y Tristeza por los recuerdos de Riley. Todas las tramas están entrelazadas con un  ritmo y una armonía dignos de admirar.

La trama más importante es el viaje de Alegría y Tristeza. Siguiendo las premisas del viaje de iniciación, los personajes viven una aventura que los lleva a conocer y descubrir cosas que no sabían. Una de ellas, por ejemplo, que Alegría también necesita a la Tristeza para armonizar la vida de Riley. Es que, lógicamente, Riley no puede vivir todo el tiempo contenta.


Este descubrimiento que se da en el desenlace de la película (y no develaré cómo ni por qué) es muy importante, si se quiere, como mensaje: para crecer hay cosas que debemos dejar atrás. A diferencia de muchas otras películas infantiles en Intensa Mente la pérdida la lleva a Riley a crecer, a fortalecer su personalidad.

Intensa Mente no es una película sin mensaje (o moraleja sino no sería un cuento infantil) pero su  mensaje es superador de otros alimentados por los cuentos infantiles u otras películas de Disney donde la pérdida condicionaba a los personajes, los hacía más débiles, como a Bambi y/o Cenicienta, y por tanto más proclives a los abusos.

También es superadora del asunto de las princesas. De hecho, en un momento las Emociones las descartan o se refieren a ellas como una etapa que hay que dejar atrás. Teniendo en cuenta los traumas que también conlleva creer en los príncipes azules (véase sino Las 50 sombras de Grey y/o la local Abzurdah en este blog) es para celebrar que Intensa Mente apueste a contar la historia de una niña en tránsito hacia la adolescencia y que lo haga haciendo hincapié en que para superar las situaciones ella cuenta con sus propias emociones como aliadas y no con la ayuda de un agente externo: llámese príncipe o hada madrina. 

Por otro lado, es una película que también se nutre de las filosofías orientales, del Budismo específicamente, ya que se refiere a los pensamientos que nos habitan (los buenos y los malos) y cómo contrarrestarlos, sobre todo a estos últimos.

Está circulando un cortometraje: Brain Divided de Josiah Haworth, Joon Shik Song and Joon Soo Song que también parte de la premisa del adentro y del afuera, de lo que decimos y pensamos y de cómo a veces esas corrientes pueden ser contradictorias. Aún cuando los realizadores del corto negaron ellos mismos cualquier intento de copia (de un lado u otro) las semejanzas son realmente sorprendentes. Pero acaso esta premisa de lo que decimos y pensamos ¿no estaba ya presente en la serie de fines de los noventa Ally McBeal?

Aquí se puede ver Brain Divided: https://www.youtube.com/watch?v=JuyB7NO0EYY

En pocas palabras, la pureza, la originalidad en la era de la reproductibilidad es una “virtud” difícil de alcanzar pero qué hermoso es ir al cine a enfrentarse con algo conocido y al mismo tiempo innovador, con una película como Intensa Mente que tiene las dosis exactas de experimentación y esquematismo y que, como ocurre pocas veces, nos hace salir del cine mejores y no: lo contrario.


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